lunes, 26 de diciembre de 2011

Mi felicitación navideña

En realidad, estas son mis segundas navidades. El año pasado por estas fechas tenía un mes y medio de vida, así que me enteré de poco, pero pude comprobar desde el letargo de mis adormecidos sentidos cómo mis seres queridos se ponían hasta las patas.

Esta vez, con 13 meses de existencia, tampoco es que me haya enterado de mucho, y ni siquiera me he podido empapar del espíritu navideño, pero al menos ya sé decir "agua" y con eso y poco más, pronto podré cantar 'Los peces en el río'.

En resumen, 2011 ha sido el año de mi consagración como pichón y como centro de atención. A mi no me molesta, de hecho me encanta atender a mis fans con una sonrisa y ver la cara de tontorrones que ponen cada vez que balbuceo algo. No me cuesta mucho, y ellos son felices, así que así vamos funcionando.

Sea como fuere, desde este humilde espacio creado por mi guapísimo, inteligentísimo y simpatiquísimo papá, os deseo a todos que paséis una feliz Navidad y que el próximo año sea tan bueno como lo será para mí. El año que viene por estas fechas, prometo dar más guerra y seguir haciendo felices a los que me rodean con mis enormes sonrisas, con mis contagiosas carcajadas y con mi entrañable carácter.

Besos a todos y mil gracias por leer de vez en cuando las paridas de papá.



lunes, 19 de diciembre de 2011

Mitos y leyendas (Volumen III)

Este capítulo en particular afecta tanto a padres como a madres. A ambos en general. A la economía familiar en particular. A la quiebra absoluta más en particular aún.

Trillado tenemos el famoso dicho, que no sé a quien cojones se le ocurriría, que asegura que 'los niños vienen con un pan debajo del brazo'. Quizá sea porque a mi el pan no me gusta, el caso es que investigando sobre las raíces semánticas y el significado metafórico de esta frase, parece ser que su autor se refería a que la llegada de un bebé conlleva a su vez la llegada a la familia de todo tipo de suertes, presentes, viandas y bonanzas económicas.

Creo que esto ya lo mencioné en algún otro post, pero por si acaso me reitero: los cojones. Dejando de lado la ausencia de ayudas estatales y/o regionales, paso a desgranar someramente lo que supone, a efectos económicos, la llegada de una criaturita a nuestras, hasta ese momento, tranquilas y copiosas vidas.

(Nota del autor: La descripción se circunscribe a nuestro caso particular, huelga decir que hay tantas situaciones distintas como madres encintas)

- Habitación: el anuncio del estado de buena esperanza es un momento precioso. Poco después, llega el momento de diseñar/idear/preparar la que será la habitación del retoño. Y aquí la cosa empieza a torcerse. Si tuvisteis suerte y pillasteis los 2500 euros, empezad a despediros de ellos. Cuna, cómoda, armario, elementos decorativos, lámparas, cenefas, vinilos… la cantidad de posibilidades es inversamente proporcional al capital disponible. Aquí un enlaceY aquí otro.

- Moisés: resulta que, a pesar de comprar la cuna y dejarte un sueldo íntegro (en el caso de tener trabajo), el bebé dormirá durante los primeros 6 meses aproximadamente en una minicuna o moisés en la habitación de los papás. Aquí os dejo algunos ejemplos. Además, si tenéis previsto algún desplazamiento en los próximos meses, deberéis hacer acopio de cuna de viaje, aunque esto es probable que os lo regale algún familiar bien avenido.

- Carrito: uno de los momentos más deseados por los mileuristas. Una ocasión pintiparada para ver con qué facilidad se esfuma el sacrificio de todo un mes de curro. Este apartado es particularmente curioso, porque de hecho nada mas empezar a ver carritos te das cuenta de que los hay por unos 300 euros, la mar de monos. Pero ¡ay amigo!, aquí es donde entra en juego el/la vendedor/a para soltarte frases del tipo: "Sí, está muy bien, pero este de aquí es mucho más seguro y cómodo para el bebé". Bien, ¿qué haces? ¿Condenas a tu pequeño a una desviación de columna por ahorrarte, qué sé yo, unos 700 euros? "No hombre no, si es por seguridad y comodidad de mi crío, déme ese de allí"; "¿Cuánto? ¿970 euros? Nada es caro por la comodidad y seguridad de mi hijo. Zasca. Aquí unos ejemplos.

(To be continued…)

lunes, 12 de diciembre de 2011

Mitos y leyendas (Volumen II)

Continuamos con la sección dedicada a desmontar las falacias que circulan por ahí referidas a la paternidad. Después de dejar acreditado y documentado que no existe relación directa entre pasear con un bebé y ligar, por muy guapo y simpático que sea el retoño, procedemos a continuación a desmentir otro de los mitos que más daño han hecho a los hombres que han decidido aventurarse en esta indescriptible experiencia de la procreación.

Ojo a los estudios, realizados como no podía ser de otra manera por los americanos, que a juzgar por las chorradas que dicen deben ser los tíos que más tiempo libre tienen del mundo. Cito textualmente: "Tener hijos produce cambios hormonales en los hombres, como la reducción de testosterona; este fenómeno los hace mejores padres, según reveló un nuevo estudio realizado en Estados Unidos. Esta reducción en la hormona masculina hace a los hombres más leales y más propensos a quedarse en casa cerca de la familia, afirmaron los científicos de la Universidad de Northwestern". Aquí os dejo el enlace a tan incuestionable estudio

Vamos a ver, o sea que los padres, cuando somos padres, sufrimos una reducción en el nivel de testosterona que nos hace más dóciles, que nos impide fijarnos en otras mujeres y, por extensión, nos impulsa a quedarnos en casita, al calor del hogar, en lugar de salir a emborracharnos con los amigotes. ¿He entendido bien?

Por favor, padres del mundo que me estéis leyendo. Que levante la mano el que haya experimentado esta castración física y mental tras el alumbramiento de la criaturita, quien haya dejado de pensar en el sexo o quien haya perdido las ganas de salir a liarla parda con los colegas. ¿Qué pasamos más tiempo en casa? Nos ha jodido, tenemos más responsabilidades, menos dinero, más estrés y un agotamiento límite, pero dudo que sea cosa de la testosterona.

Que no os engañen, futuros papás, la llegada del pequeño no os hará mejores personas, os hará personas más cansadas y agotadas, eso sí. Doy fe. De ahí a que de repente os podáis liberar del 'crapulismo' que os ha acompañado todos estos años de un plumazo va un mundo; tampoco esperéis que, como por arte de birlibirloque, os transforméis en unas almas cándidas sumisas cual cachorrillos.

La paternidad no ennoblece al que no es noble. 

jueves, 1 de diciembre de 2011

Mitos y leyendas (Volumen I)

Iniciamos una nueva sección con el objetivo de desmentir algunos de los mitos y las leyendas más significativos que rodean a la paternidad. Me propongo en este espacio, con la inestimable ayuda de la Wikipedia, esa siempre infravalorada herramienta de conocimiento universal, desmitificar la rumorología que se circunscribe a esta nueva fase vital que iniciamos los padres primerizos.

Para empezar, comenzaré con una de las que más me ha llamado la atención. Cuenta la leyenda, transmitida de generación en generación durante siglos, que aquellos padres que se atreven a franquear los muros de su hogar y salir a la calle con su criatura recién nacida, o con pocos meses de vida, obtienen como recompensa a esta incuestionable muestra de valor, una experiencia única que, desde hace tiempo, han olvidado. Efectivamente, hablo del noble arte de ligar.

Continúa la leyenda asegurando que estos padres reciben de inmediato, concedido por las divinidades, el poder y la capacidad de atraer con la presencia del pequeño retoño las miradas y los comentarios de las féminas que frecuentan parques y jardines, que transitan por las vías o que simplemente se cruzan con ellos por los inescrutables caminos del señor. Cuentan los que dicen haberlo vivido, que la atracción por la mirada del bebé genera que ellas, por lo general mujeres de muy buen ver, se acerquen e inicien el cortejo con el progenitor. Cuentan, además, que aunque el padre no quiera (que no queremos), despierta en ellas un magnetismo tan irresistible que pocas veces puede ser controlado.

Mentira todo. En un año paseando con la niña, con paradas estratégicas en parques y jardines, cruzándome con todo tipo de féminas en mis largos caminos, ninguna de ellas ha levantado siquiera la mirada del carro para ver quién es el idiota que lo empuja. Que si la niña es muy mona, que si tiene unos ojos preciosos, que si es muy graciosa… es todo lo que aciertan a decir, pero del padre pasan como de votar al PSOE. Ni un comentario acerca de los genes, ni un triste halago hacia el creador (en teoría) de la enana…. Nada. Más bien todo lo contrario, uno se siente como Harry Potter con su capa de invisibilidad, fuera del mercado, como si simplemente fuera una prolongación del carrito, un complemento más de Bebecar (espacio no patrocinado, cortesía de un servidor, ya os pediré cuentas).

Ojo, que no es que uno quiera ligar, ni muchos menos, que yo estoy muy feliz con mi señora (espacio no patrocinado, cedido gratuitamente para evitar dormir en el sofá), pero un poco de autoestima nunca está de más. Hecho el llamamiento, espero que la próxima vez que alguna de vosotras se cruce en mi camino, tenga al menos la decencia de decir lo bien planchada que llevo la camisa.

Continuará…. O no.