lunes, 12 de diciembre de 2011

Mitos y leyendas (Volumen II)

Continuamos con la sección dedicada a desmontar las falacias que circulan por ahí referidas a la paternidad. Después de dejar acreditado y documentado que no existe relación directa entre pasear con un bebé y ligar, por muy guapo y simpático que sea el retoño, procedemos a continuación a desmentir otro de los mitos que más daño han hecho a los hombres que han decidido aventurarse en esta indescriptible experiencia de la procreación.

Ojo a los estudios, realizados como no podía ser de otra manera por los americanos, que a juzgar por las chorradas que dicen deben ser los tíos que más tiempo libre tienen del mundo. Cito textualmente: "Tener hijos produce cambios hormonales en los hombres, como la reducción de testosterona; este fenómeno los hace mejores padres, según reveló un nuevo estudio realizado en Estados Unidos. Esta reducción en la hormona masculina hace a los hombres más leales y más propensos a quedarse en casa cerca de la familia, afirmaron los científicos de la Universidad de Northwestern". Aquí os dejo el enlace a tan incuestionable estudio

Vamos a ver, o sea que los padres, cuando somos padres, sufrimos una reducción en el nivel de testosterona que nos hace más dóciles, que nos impide fijarnos en otras mujeres y, por extensión, nos impulsa a quedarnos en casita, al calor del hogar, en lugar de salir a emborracharnos con los amigotes. ¿He entendido bien?

Por favor, padres del mundo que me estéis leyendo. Que levante la mano el que haya experimentado esta castración física y mental tras el alumbramiento de la criaturita, quien haya dejado de pensar en el sexo o quien haya perdido las ganas de salir a liarla parda con los colegas. ¿Qué pasamos más tiempo en casa? Nos ha jodido, tenemos más responsabilidades, menos dinero, más estrés y un agotamiento límite, pero dudo que sea cosa de la testosterona.

Que no os engañen, futuros papás, la llegada del pequeño no os hará mejores personas, os hará personas más cansadas y agotadas, eso sí. Doy fe. De ahí a que de repente os podáis liberar del 'crapulismo' que os ha acompañado todos estos años de un plumazo va un mundo; tampoco esperéis que, como por arte de birlibirloque, os transforméis en unas almas cándidas sumisas cual cachorrillos.

La paternidad no ennoblece al que no es noble. 

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