Desde que tuvimos noticia del embarazo y la próxima llegada
a nuestras vidas de Adriana, me prometí que yo nunca caería en esto. Veía a
otros padres perder el control de sus actos en determinadas situaciones y
terminar haciéndolo, pero yo me juré y me perjuré que nunca me pasaría, que jamás
le haría a mi pequeña pasar por esto.
Es difícil controlar algunas situaciones de nuestras vidas
que nos sobrevienen de repente y apenas podemos asumir y asimilar. Conceptos y
comportamientos que pensamos que nunca tendremos y que jamás focalizaremos
hacia nuestros pequeños, nos sorprenden de repente y terminamos pagándolo con
ellos, sometiéndoles a situaciones como ésta que son dramáticas en definitiva.
No es justo, no es lícito y, por supuesto, no es bueno para
ellos. Yo bramaba a los cuatro vientos cuando veía a otros padres hacerlo. Les
criticaba, les odiaba por ello. Ahora, me he convertido en uno de ellos. Sí, yo
también he caído. A mi también me ha pasado. A Adriana le gusta Bob Esponja.