martes, 16 de julio de 2013

Cambios

Tres meses exactos sin escribir y sin actualizar este modesto blog dan para mucho. En primer lugar, dan para que Adriana, la verdadera y primigenia protagonista de esta experiencia bloguística, se haya convertido en una niña de los pies a la cabeza. Y dan también para que su futuro hermano, Nacho, se haya erigido ya en todo un proyecto de hombrecito a juzgar por lo que se aprecia en las ecos.

Dado que me sabe mal como padre privar a Adriana de este espacio que nació como suyo en detrimento de su futuro hermano, y dado a su vez que la opción de crear un segundo blog se me antoja tan ardua como innecesaria, he decidido que a partir de este momento Peripecias de un Padre aunará en un mismo concepto ambas experiencias. Es decir, que desde el momento en el que Nacho vea la luz, comenzaré a relatar en este espacio a modo de comparativa los pormenores de los primeros meses del pequeño, enfrentándolos a aquellos que padecí como padre primerizo.

Esto, no obstante, sin menoscabo de que pueda continuar relatando los sinsabores de esta cruz que tengo como padre y marido.

De hecho, aprovecho la ocasión para lanzar un aviso a aquellos padres primerizos que se estén planteando la opción de repetir martirio chino: si la concepción de un cuarto miembro de la familia conlleva algún tipo de daño colateral del tipo reforma en casa, adquisición de mobiliario o sustitución del existente, hacedlo innegociablemente antes de que la futura madre se convierta en una noria hormonal (si es que en algún momento del embarazo deja de serlo). Vuestra salud mental os lo agradecerá.



Dicho esto, os dejo una de las últimas instantáneas tomadas a Adri, para que veáis que, diga uno lo que diga y blasfeme uno lo que blasfeme, esto es lo mejor que te puede pasar en la vida. Salvo que el Atleti gane la Champions…. Bueno ahí ahí……