Ahora que ha
llegado el buen tiempo, es momento de frecuentar estos curiosos lugares en los
que se dan cita toda clase de especies, que se ven en la obligación de convivir
en paz y armonía en una pequeña porción de terreno. A grandes rasgos,
diferenciaremos dos grandes subgrupos que se diferencian entre sí por dos características
muy determinadas: su tamaño y su situación en el parque. Los niños son, por lo
general, los pequeños, y tienden a ocupar la parte interior, aunque con excepciones,
ya que es frecuente encontrar algún que otro enano intentando salir por patas
del arenero y huir poniendo pies en polvorosa. Los padres y madres, por su
parte, suelen ser más grandes, aunque no por ello más responsables, ya que la
madurez en muchos casos sólo se les presupone. Suelen ocupar la zona
circundante del parque, a modo de afición ultra durante un partido de fútbol. Vamos
a analizarlos.
Los niños se
relacionan entre sí con naturalidad, sin complejos, hablan e interactúan sin
prejuicios, sin importar que su interlocutor sea blanco, negro, rojo o azul;
rubio, moreno, pelirrojo o albino. Ellos se miran, se saludan y hala, ya está
todo hecho, ya son amigos. Y si alguien se anda con titubeos o se revira más de
la cuenta, está fuera, se convierte en un outsider. Como no tienen complejos ni
prejuicios, tampoco les importa apartar a todo el que no empatice con rapidez.
Es como cuando en una discoteca te acercas al grupo de las guapas e intentas
entablar conversación. Con suerte tienes una oportunidad, y si no la aprovechas
estás perdido. Por eso te conviene estudiar antes la situación y elegir con
tiento al objetivo.
La
complejidad de las relaciones sociales de los niños en los parques se resume en
frases como 'quieres jugar conmigo' o 'vente conmigo al tobogán'. Un consejo,
no las uséis con las madres, tienen el efecto contrario.
Los
padres/madres, por su parte, socializan de forma muy distinta. Lo normal es que
la comunicación se inicie con acercamientos del tipo “joé que calor hace ya” o “ya
estamos aquí otra vez”. No suele ir mucho más allá de esto, salvo que aparezca
la figura del abuelo/a. Entonces la conversación puede girar sobre cualquier
tema, estad prevenidos.
En el caso
de que dos o más padres logren conectar, el tema será necesariamente lo dura
que es la vida con niños, el fútbol o lo que nos explotan nuestras mujeres y lo
bien que vivíamos antes. Si en cambio el grupúsculo es de madres, la
conversación puede girar sobre cualquier tema, estad prevenidos.
Por regla
general, en los parques se dan varios perfiles paternos/maternos muy determinados.
El progenitor temeroso de dios que se pasa la tarde persiguiendo al crío para
evitar que se abra la cabeza; el padre o madre que se sienta en el banco teléfono
móvil en mano y no levanta la cabeza hasta que el crío se abre la cabeza; el
padre hiperpreparado que acude bien provisto de chuches para sus niños y para
todos los del parque, y que por ende acaba convirtiéndose en el principal
protagonista; el padre que acaba de volver de trabajar traje de chaqueta y
corbata en ristre y al que le han encasquetado al niño “para que se desfogue un
poco”; la madre comepipas que lo pone todo perdido; la pareja de abuelos que
convierten el tobogán en una fiesta; la madre enrollada que no duda a la hora
de tirarse al suelo para acompañar a los pequeños en el noble arte de echarse
arena por encima…
Si os toca
durante estos días frecuentar estos inventos del demonio, haceos estas
preguntas:
¿Por qué a
ningún lumbreras se le ha ocurrido proyectar un parque con sombra para los
padres? En dos días seréis capaces de coger un moreno parque infantil que va a
ser la envidia de camioneros y taxistas.
¿Dónde están
las madres buenorras que nos prometieron en series y películas? No he visto ni
una en cerca de 4 años visitando parques con asiduidad.
¿Por qué te
miran mal si bebes cerveza en un parque infantil? Pasarte 3 horas mirando cómo
un niño se lanza una y otra vez por un tobogán y una niña hace pasteles de
arena se hace bola si no se acompaña con alcohol. Pero al parecer, no está bien
visto.
CONTINUARÁ...
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